Mascando diálogos
Por María José Agudo
Nieve, ese fue el
concepto sobre el que trabajó Morricone antes de componer la banda sonora de la
octava película de Tarantino. En efecto, la nieve es un elemento crucial en el
nuevo divertimento del director de Pulp
Fiction. Es la excusa para
hacer coincidir en la trama a una serie de personajes de dudosa moralidad; la
mayoría de ellos aún sangrando por las heridas no visibles que ha dejado la Guerra Civil
Americana. Todos
ellos escupen por sus bocas algo más que tabaco: las réplicas y
contrarréplicas de papá Quentin, quien esta vez aumenta aún más la dosis de
verborrea, hasta llegar a resultar algo cargante.
Nunca en un western se debió hablar tanto, dirán algunos. Pero estamos hablando de alguien capaz de meter en una coctelera desde Truffaut (La novia vestía de negro) hasta el cine de artes marciales y la música de Lole y Manuel, por poner solo un ejemplo. Por lo tanto, no es extraño que ahora Tarantino haya parido un western de cámara o interiores. Una historia dividida (una vez más) en varios capítulos y que transcurre sin prisas, como ese largo y espectacular plano con el que se abre el filme y en el que contemplamos como la nieve va cubriendo a un Cristo de madera, señal nada halagüeña para los viajeros que buscan llegar a Red Rock, el pueblo más cercano. Entre ellos, el cazarrecompensas John Ruth, alias "La horca" (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de
Si bien las pocas escenas filmadas en exteriores (una pena que no podamos
disfrutarlas en el formato que se han rodado, los
Una vez puestas todas
las cartas sobre la mesa, comienza el juego, siendo un gran acierto el dotar a
la trama (bastante sencilla) de un toque de misterio. La Mercería de Minnie está
emparentada con esas mansiones que aparecían en algunas novelas de Agatha
Christie. Aquellas en donde se daban cita un conjunto de personas sospechosas y
con la ayuda de una Miss Marple o un Hércules Poirot (aquí este rol recae en un
espléndido Samuel L. Jackson) el lector debía resolver un crimen. El juego se adereza con una
excelente tensión dramática que remite directamente a otras escenas destacadas
de su filmografía: la del bar en Malditos
Bastardos o la cena en
la mansión de Calvin Candie en la más reciente Django
Desencadenado. Una tensión aquí alargada hasta el exceso y fruto del arma
que mejor maneja este director: los diálogos, aunque como buen autor enamorado
de sí mismo, a veces su recurso estrella se le vaya de las manos.
"Una vez
puestas todas las cartas sobre la mesa, comienza el juego, siendo un gran
acierto el dotar a la trama (bastante sencilla) de un toque de misterio".
Por supuesto, en capítulos posteriores estalla la violencia que
uno espera de Tarantino: explícita, vengativa y sangrienta (ese plano de Daisy
que recuerda a Carrie de Brian de Palma). Aunque esta vez resulte más violento
el relato de una felación que cien tiros a quemarropa. Además de la violencia
física y verbal, encontramos otros recursos habituales en su cine como el uso
del McGuffin (en este caso la carta de Lincoln), o los saltos en el tiempo, con
los que Tarantino deja claro que lo suyo nunca fueron las elipsis, y que
prefiere darle todo mascado al espectador. Tanta explicación tiene sus
consecuencias, una caída del ritmo en el tramo final y la sensación de que una
vez más a la película le sobra metraje.
Tarantino se repite para lo bueno y
para lo malo, pero esta vez sorprende en el uso de la música. Si en sus anteriores trabajos, la
banda sonora era un reflejo de sus dispares gustos y el de Tennessee cogía
prestado todo aquello que le parecía, con el consiguiente enfado de alguno de
sus ídolos (Morricone), en Los
odiosos ocho (título imposible
en castellano) se ha vuelto por fin comedido. Ha dejado que Morricone
componga una banda sonora sobria y que infunde en quien la escucha una
sensación de agobio, de que algo malo va a ocurrir. El score del italiano se complementa con unas
pocas canciones bien escogidas y con música tocada por algún personaje, como
esa preciosa canción que toca a la guitarra el personaje de Jennifer Jason
Leigh.
Lo mejor: La
buena mano de Tarantino en la escritura de diálogos, la dirección de actores,
la banda sonora de Morricone (pese a que no es de lo mejor que ha hecho el
maestro italiano ni de lejos), la fotografía (justa nominada al Oscar), el
guiño a La cosa de Carpenter, con la que imaginamos que no es una coincidencia que comparta actor (Russell),
compositor (Morricone), personajes encerrados y mucha nieve.
Lo peor: En
algunos momentos llega a ser demasiado reiterativa, le sobra duración (tarda demasiado en arrancar) y peca de
ombliguismo (nunca Tarantino se autoplagió más). El guion tiene algún pero, una
vez que recompones el puzzle narrativo.
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Dirección: Quentin Tarantino. Título original: The Hateful Eight.
País: USA. Año: 2015. Duración: 167 min. Productora: The Weinstein Company.
Género: Western. Intérpretes: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason
Leigh, Walton Goggins, Demian Bichir, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern,
James Parks, Dana Gourrier, Zoë Bell, Channing Tatum. Guion: Quentin Tarantino. Música:
Ennio Morricone. Fotografía: Robert Richardson.
Coincido totalmente con tu crítica, a mí como buena tarantiniana la película me ha gustado bastante (siendo consciente de los "contras" que bien mencionas), y es que esos diálogos me dan la vida!!! El papel de Samuel L.Jackson me ha divertido mucho y el toque de misterio me ha encantado también.
ResponderEliminarExcelente crítica y reseña. El cine de Tarantino siempre me a parecido muy peculiar y en ocasiones complejo, sin embargo me parece que se caracteriza por elegir un elenco bastante capaz de llevar a la realidad sus personajes. Cuando un actor logra encarnar personajes con personalidades distintas, puede decirse que es un buen actor, así nos demuestra Walton Goggin con su nuevo personaje como Lee Russell en la serie Vice Principals, aquí se presenta como el Vicepresidente de una secundaria, luchando contra Neal Gamby (interpretado por Danny McBride Director también de la serie) que también busca ocupar el lugar vacío del Director de la escuela. Así Walton Goggin nos aleja del personaje que había tomado en la serie The Shield como Detective o en la película “Los 8 más odiados” y nos adentra a uno en donde los tintes cómicos y dramáticos están presentes.
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