Samuel Hernández se estrena con nosotros para recomendarnos La teoría del todo, el biopic de James Marsh, centrado en la lucha por la vida de Stephen Hawking y su primera esposa. El film que ya fue galardonado con dos Globos de Oro (Mejor actor y mejor música original) cuenta con 5 nominaciones a los Óscar en las categorías de mejor película, mejor guión adaptado, mejor actor, mejor actriz y mejor banda sonora.
Por Samuel Hernández Macías
Nunca una película basada en uno de los científicos más populares de nuestro siglo ha conseguido emocionar a tanta gente. Sobrevalorada o no, esta obra de ficción no está lejos de la realidad que ha vivido durante toda su vida el científico Stephen Hawking, diagnosticado con solo 20 años de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad que le ha dejado “paralizado” en una silla de ruedas sin apenas poder articular palabra ni mover ninguno de sus músculos.
Eddie Redmayne (que se alzó con el Globo de Oro a mejor actor y que está nominado al Óscar en la misma categoría) consigue transformarse en el personaje de una forma sublime y casi idéntica físicamente. Para lograr esa mímesis física, el actor visto en Los Miserables o en Mi semana con Marilyn, tuvo que recibir clases de una coreógrafa y pasar tiempo con el científico para saber interpretar esos escasos movimientos postrado en una silla de ruedas. Un esfuerzo que ha sido valorado por Hawking al manifestar que parecía que se estaba viendo a él mismo hace unas décadas.
James Marsh (Proyecto Nim, Man on wire) dirige el film basado en la novela “Hacia el Infinito”, escrita por Jane Wilde, la primera mujer de Stephen Hawking y cuyo papel es interpretado por la también británica Felicity Jones. Es ella quien nos muestra la lucha diaria que tuvo para cuidar de su amado esposo aún sabiendo con antelación lo que iba a pasar. Desde un principio el papel de Jane Wilde es importante en la vida del científico ya que aparte de ser un gran apoyo en su enfermedad, también le aportó ese otro punto contrario a la ciencia que es la fe, la teoría de que existe un Dios que pudo haberlo creado todo. Ese juego de “creer o no creer” se refleja casi todo en el argumento tanto que llega un momento en que Hawking llega a pensar que de verdad sí que existe un Dios, sólo que no es el mismo que cuenta el catolicismo.
Durante la película se visualizan también momentos importantes de la vida del físico como cuando recibe el doctorado en física y astronomía, el ataque de neumonía que le entró en pleno concierto de ópera de Richard Wagner (su compositor preferido) y que le dejó prácticamente sin habla, así como cuando consigue su nueva silla de ruedas con el programa Equalizer que trasladaba a un sonido mecánico los pensamientos de Stephen con sólo pulsar un botón. Se ven también varias escenas del recorrido del físico con sus conferencias y la escritura de varios de sus libros.
En definitiva, estamos ante una
de las historias melodramáticas más importantes del año por cómo implica al espectador en la enfermedad del físico, algo que Marsh sabe dosificar al añadir el sentido del humor que siempre ha caracterizado Stephen Hawking. El director nos acerca al lado más humano del físico y divulgador, un lado más desconocido, y nos narra de forma maravillosa la lucha diaria y el
agotamiento que sufrió Jane Wilde y que soportó por amor, el tema principal que subyace bajo el argumento.
La teoría del todo consigue emocionar al espectador, hacerle sufrir, y asombrarle con la inteligencia del personaje, tanto que
parece que estás viendo al auténtico genio por momentos. Si esta película ha conseguido emocionar al mismísimo Hawking por algo será.
¿Y a ti qué te pareció?