Volvemos a la carga con la segunda parte de nuestro último especial dedicado a un personaje que como habréis podido observar nos fascina. En efecto, Drácula, el príncipe de las tinieblas, el no muerto... o como queramos llamarle tiene muchísimas adaptaciones, y con la ayuda del crítico y escritor cinematográfico Joaquín Vallet, ya os descubrimos algunas de las más rocambolescas y dignas de rescatar del baúl del olvido. Ahora le toca el turno a las cinco siguientes. ¡Que no paséis mucho miedo!
LA MANSIÓN DE DRÁCULA (Earl C. Kenton, 1945)
El hombre lobo, Drácula, el monstruo de Frankenstein, un émulo de Jekyll y Hyde y una enfermera jorobada son los componentes del último cocktail de monstruos ofrecido por la Universal antes de que su creciente crisis creativa acabara provocando el abandono de los films de terror apenas un año después. El Drácula de John Carradine (de ademanes casi esquizoides, radicalmente alejado de la elegancia y estilización del de Lugosi) obtiene un mayor protagonismo que en La zíngara y los monstruos aportando un aura de fatalismo a una pieza que no puede ocultar ciertos rasgos de melancolía al asumir, con estoicismo, su condición crepuscular. La mansión de Drácula pone, por tanto, punto y final a la descripción clasicista del mito que, una década después, sería dinamitada por la Hammer.
DRAKULA ISTANBUL´DA (Mehmet Muhtar, 1953)
LA MANSIÓN DE DRÁCULA (Earl C. Kenton, 1945)
El hombre lobo, Drácula, el monstruo de Frankenstein, un émulo de Jekyll y Hyde y una enfermera jorobada son los componentes del último cocktail de monstruos ofrecido por la Universal antes de que su creciente crisis creativa acabara provocando el abandono de los films de terror apenas un año después. El Drácula de John Carradine (de ademanes casi esquizoides, radicalmente alejado de la elegancia y estilización del de Lugosi) obtiene un mayor protagonismo que en La zíngara y los monstruos aportando un aura de fatalismo a una pieza que no puede ocultar ciertos rasgos de melancolía al asumir, con estoicismo, su condición crepuscular. La mansión de Drácula pone, por tanto, punto y final a la descripción clasicista del mito que, una década después, sería dinamitada por la Hammer.
Solo por su mera existencia, Drakula Istanbul'da ya merecería todo tipo de atención por parte del aficionado, ya que el hecho de realizar una revisión del Drácula de Tod Browning en los intramuros de la cinematografía turca resulta, como mínimo, extraordinariamente atractivo. Pero es que, amén de ello, este film de Mehmet Muhtar (cuya escasa filmografía se encuentra totalmente alejada del cine de terror) integra una más que notable calidad cinematográfica, muy a pesar de la precariedad de los medios empleados en su filmación. De poderosa atmósfera y con un muy certero tratamiento de los resortes del terror, es un film mucho más importante de lo que parece a simple vista ya que, incluso, llegaría a influenciar al Drácula de Fisher en la resolución de la secuencia del cementerio.
LA SAGA DE LOS DRÁCULA (León Klimovsky, 1972)
Con diferencia, una de las mejores películas de terror que se hayan realizado en este país. Tomando de base un concepto del género que aúna el decadentismo con la agresividad propia del momento, Klimovsky lleva a cabo una pieza que, en esencia, resulta una radical parábola sobre la situación política del momento. En efecto, no es difícil observar en esa estirpe de vampiros a punto de extinguirse un trasunto del franquismo, agonizante ante los nuevos tiempos y la enfermedad del dictador y necesitado de sangre nueva con la que poder perpetuarse. El espléndido guión de Emilio Martínez Lázaro y la propia dirección de Klimovsky facilitan que Narciso Ibáñez Menta componga un Drácula tétrico e inquietante, alcanzando uno de sus grandes trabajos cinematográficos.
Con diferencia, una de las mejores películas de terror que se hayan realizado en este país. Tomando de base un concepto del género que aúna el decadentismo con la agresividad propia del momento, Klimovsky lleva a cabo una pieza que, en esencia, resulta una radical parábola sobre la situación política del momento. En efecto, no es difícil observar en esa estirpe de vampiros a punto de extinguirse un trasunto del franquismo, agonizante ante los nuevos tiempos y la enfermedad del dictador y necesitado de sangre nueva con la que poder perpetuarse. El espléndido guión de Emilio Martínez Lázaro y la propia dirección de Klimovsky facilitan que Narciso Ibáñez Menta componga un Drácula tétrico e inquietante, alcanzando uno de sus grandes trabajos cinematográficos.
DRÁCULA NEGRO (William Crain, 1972)
Aunque Drácula negro no sea, precisamente, una obra brillante sí expone una serie de elementos interesantes de reseñar. En primer lugar, el film se erige en uno de los títulos referenciales de la blaxploitation, tendencia coyuntural en la cima de su popularidad por aquellos años, capaz de subvertir cualquier tipo de elemento social y cultural, incluido un personaje tan anclado en los modelos clasicistas como la creación de Bram Stoker. Segundo, la violencia habitual con la que se concebían este tipo de producciones llega a unos niveles de subrayado que se convierten en un claro ejemplo de las necesidades del género por extremizar sus módulos internos. Y tercero, por su propia naturaleza, Drácula negro representa una de las variaciones más curiosas del mito, a pesar de sus irregularidades cinematográficas.
DRÁCULA (John Badham, 1979)
Película infravalorada durante años, en la actualidad está siendo objeto de una merecida reivindicación que está colocándola a su verdadera altura cualitativa. No es que el film de Badham sea una obra perfecta y, de hecho, ni su protagonista resulta la elección más adecuada para dar vida al vampiro ni determinadas concesiones estéticas acaban siendo coherentes con el conjunto (la secuencia de amor, concebida a base de virajes cromáticos). Sin embargo, el extraordinario ambiente que logra el film, la banda sonora de John Williams (vídeo) y un espléndido plantel de secundarios justifican plenamente su reivindicación. Llena de espléndidos momentos, combina admirablemente su subtrama romántica con un concepto del terror que fusiona crudeza y clasicismo con poderosa personalidad.
¿Y tú, conoces alguna adaptación curiosa más?
Me parecen más 'encantadoras' las adaptaciones de la Universal que nos comentò Joaquín Vallet en el anterior post...¡esto de Blackula y compañía no es para mí! Saludos!
ResponderEliminarPara “Drácula los colores", en este especial los tenemos de todo tipo, salvo a la parodia de Chiquito, esa ya nos venía grande.
ResponderEliminarUn beso y muchas gracias por tu comentario.