martes, 8 de julio de 2014

Bajo la misma estrella; lágrimas e ilusión por vivir



Como también sucedió en EE.UU parece que la taquilla española, a juzgar por el buen recibimiento en su primer fin de semana, también está sucumbiendo al romance de los protagonistas de Bajo la misma estrella, adaptación del best seller homónimo de John Green que dirige Josh Boone (Un invierno en la playa). 

¿Pero qué pensarán los espectadores, les habrá conmovido la historia de amor de Grazel y  Gus? Una vez más, hemos querido conocer la opinión de vosotros, los espectadores. Y para ello esta vez contamos con la participación de María Paradela, quien gracias a Sensacine asistió al preestreno exclusivo de esta película el pasado 3 de julio. 

Bajo la misma estrella 
Por María Paradela


"No soy de las personas a las que les gusta que una película acabe mal. De hecho me enfado si el guionista, director, o quien lo decida, finalmente hace que el "bueno" de la película muera en los últimos minutos de metraje. Sin embargo, lo entiendo si la historia que está contando lleva lógicamente a ese final. Si os identificáis con mi forma de pensar, con esta cinta no sufriréis sorpresas finales. La protagonista Hazel Graze informa al espectador durante los dos primeros minutos que esta no va a ser una historia de amor al uso, con inicio y final feliz. Que la vida es trágica y que no venimos a pasarlo bien.

Y así es, ya que la historia es sencilla, trata del amor entre dos adolescentes con muy graves casos de cáncer y la disyuntiva en la que se encuentran entre "dejarse morir" y compadecerse de sí mismos o aprovechar el tiempo que les queda (que nos queda) sin pensar a cada instante en el trágico final.

A destacar las grandes interpretaciones de sus protagonistas Shailene Woodley (que interpreta a Hazel Graze) y Ansel Elgort (el encantador Augustus). A ella, a pesar de su juventud la hemos visto en papeles dispares como el de hija de George Clooney en Los Descendientes y en la trilogía de acción para adolescentes Divergente, donde casualmente también participaba Ansel Elgort. También es fundamental el punto de humor negro que aporta, contrapeso necesario en una historia tan triste, el personaje histriónico de Willem Dafoe.  

Así que por último, aunque no os gusten las historias tristes, al salir de la sala y a pesar de las lagrimas derramadas, obtendréis un  sentimiento de ilusión por la vida y "carpe diem" que no os dejará indiferentes.


¿Y a ti, qué te pareció? ¿Demasiado llorona, demasiado optimista? No te cortes y escríbenos tu opinión. Estaremos encantados de leerte.

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