Fue en 1911 cuando el italiano Riccioto Canudo etiquetó al cine como el séptimo de
los artes. Desde entonces, el cine, dotado de su propio lenguaje, ha ido
evolucionando y algunos como Tarantino hasta se aventuran a decir que con la llegada del digital ha muerto. Por fortuna, este arte sigue bebiendo de
sus hermanas la pintura, escultura, música, poesía o arquitectura. Como en el
ejemplo que hoy nos trae nuestra firma invitada, José María López Revuelta,
Comunicador Audiovisual e Historiador de Arte, quien esta vez nos escribe sobre las
muchas referencias artísticas que subyacen bajo La piel que habito (2011, Pedro Almódovar). Un estupendo artículo que según el propio autor "nos
hace reflexionar en la manera actual de construir las imágenes de la que somos herederos".
Las influencias artísticas de "La piel que habito"
Por José María López Revuelta
En el título de este film del director manchego está la clave: la piel. Este largometraje que pasó con más pena que gloria, me sirve como excusa para hablar de mis dos pasiones, el cine y la historia del arte y demostrar, una vez más, su estrecha relación. Quizás con estas claves, que modestamente intento desvelar, los espectadores que se acerquen a revisitarla lo hagan con nuevos ojos y entendiendo que la iconosfera en la que se mueve el cine sigue bebiendo de nuestra cultura visual europea y occidental.
Empecemos por el argumento. El doctor Robert Ledgard, un eminente cirujano
plástico, (Antonio Banderas) está investigando sobre la creación de una nueva piel. Lo hace por un
motivo no sólo profesional, un accidente desfigura a su mujer y esta se suicida
al ver como queda su cuerpo mutilado. Tiempo después consigue cultivar una piel nueva en su
laboratorio, una piel sensible a las caricias, pero que protege
contra las agresiones, tanto externas como internas. Además Robert necesitaba una cobaya humana y un cómplice. Como cobaya
utilizará al agresor de su hija, transformando no sólo su piel, también su
género y convirtiéndolo en una espléndida Vera (fantástico papel interpretado
por Elena Anaya).
La piel juega un papel importante, la renovación, la sensualidad, la pasión, la venganza… En resumen la piel y los sentimientos que provoca. Es ahí donde se encuentra el punto de unión entre ambas artes. La pintura veneciana es una pintura muy visual, sensual, capaz de estimular los sentidos y de remover las pasiones. Serán muchos los mecenas que las disfruten para su propio placer personal, como por ejemplo el cardenal Alejandro Farnesio y la versión que para él hizo Tiziano de Dánae, cuya capacidad de excitar el placer sexual en la época era muy conocida. Los pintores de esta escuela (Tiziano, Tintoretto, Veronés, Giorgione…) serán muy apreciados por los gobernantes europeos y en concreto por los Austrias.
Este modelo de pintura se basa en el color, en conseguir la realidad a través de las cualidades pictóricas casi táctiles de la luz y de su representación. Debido a estas características la piel va a ser un elemento primordial, junto con el resto de texturas de la naturaleza, que harán que los cuadros sean mucho más naturalista.
Así nos encontramos con que hay dos cuadros que juegan un papel totalmente diegético en el film. Se tratan de dos obras del gran maestro de la pintura veneciana Tiziano. Son dos desnudos femeninos: "Venus recreándose con el Amor y la Música" y la "Venus de Urbino".
Una de las versiones de "Dánae recibiendo la lluvia de oro" que pintó Tiziano |
Así nos encontramos con que hay dos cuadros que juegan un papel totalmente diegético en el film. Se tratan de dos obras del gran maestro de la pintura veneciana Tiziano. Son dos desnudos femeninos: "Venus recreándose con el Amor y la Música" y la "Venus de Urbino".
No son las únicas referencias de la película a la pintura. En otra escena vemos como Robert espía a Vera, actuando como un voyeur, como un moderno Alejandro Farnesio, que contempla su “obra pictórica” a través de la cámara, admirando su preciosa obra. Es en estos fotogramas del film donde volvemos a encontrar reminiscencias pictóricas venecianas.
Es en esta escena donde el diálogo pone de manifiesto la importancia de la piel, de esa piel que supone un sufrimiento a Vera y es una obsesión para el nuevo doctor Frankenstein, Robert Ledgard. Aquí reproduzco un fragmento del diálogo en el que hablan de ello:
Es en esta escena donde el diálogo pone de manifiesto la importancia de la piel, de esa piel que supone un sufrimiento a Vera y es una obsesión para el nuevo doctor Frankenstein, Robert Ledgard. Aquí reproduzco un fragmento del diálogo en el que hablan de ello:
Vera: ¿Te gusta lo que ves? ¿Hay algo que quieras mejorar?
Robert: No, no quiero mejorar nada.
Vera: ¿Entonces puedo darme por terminada?
Robert: Sí, y puedes presumir de tener la mejor piel del mundo.
La mejor piel del mundo, que nada tiene que envidiar a la Venus de Urbino o cualquiera de las Venus pintadas por Tiziano. Así, la pose de Vera (Elena Anaya) es una clara evocación de las “poesías” (también llamadas así por la capacidad evocadora de las pinturas) de Tiziano, su postura, su mono color carne pegado como una segunda piel, como si estuviese desnuda, toda ella es una clara invocación de la herencia veneciana.
No podía olvidar el director a otro de los grandes pintores, en este caso el español Velázquez, que también es referenciado en la película. Si miramos bien el siguiente fotograma sin mucho esfuerzo nos vendrá a la mente una famosa obra del genial pintor.
En efecto estamos ante una moderna y actual Venus del Espejo, obra clave del pintor español y que además bebe de la tradición tizianesca y veneciana. Como en la obra del maestro, el cuerpo de Vera destaca cálido y vivo, como si estuviese pintado por unas finas pinceladas, sobre las sábanas grises y frías.
Pero no sólo en estas referencias se acaba la relación, arte, piel, sentidos…También existen claras referencias a la artista Louise Bourgeois, en cuyas esculturas podemos ver sus obsesiones, relacionadas como algunos autores indican con reminiscencias surrealistas. Ella es la autora de conocidas obras como Mama (existe una copia en el Museo Guggenheim de Bilbao) o de esculturas que juegan con la materia con lo táctil, con la textura, en definitiva con el sentido del tacto y por lo tanto de su órgano principal, la piel.
Mama en el museo Guggenheim de Bilbao |
Como hemos visto solo hace falta rascar un poco, comenzar a tirar de ese hilo imaginario que unen las artes visuales, pintura, escultura, fotografía, cine… para embarcarse en un viaje en el que los sentidos juegan un importante papel. Esto sólo ha sido una pincelada, una pequeña llave que ayude a abrir más puertas que nos adentren en los extensos campos de la representación visual en la que vivimos inmersos.
La verdad es que este film no me gustó nada, pero este artículo ha resultado realmente novedoso e interesante. Ahora tengo ganas de verla de nuevo para fijarme en todas las referencias artísticas. Un saludo!
ResponderEliminarDe acuerdo con el comentario de Juan Roures. El artículo desvela detalles que, para el grueso de los 'mortales', pasan desapercibidos en un primer visionado. Enhorabuena, Josè María!
ResponderEliminarEstupendo análisis. Una maravilla.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios!!Nos alegramos de que os gustase el post.
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