Una aventura que comenzó hace 65 millones de años, así rezaba el slogan de Parque Jurásico, la inolvidable película que Steven Spielberg dirigió en 1993, y que aunque no lo parezca, ya tiene 20 años. Y es que parece que fue ayer cuando gracias a la magia del cine, millones de espectadores de todo el mundo vieron como los dinosaurios, aquellos seres prehistóricos, cobraban vida de nuevo.
Con motivo del re-estreno en 3D de este título clave del cine de entretenimiento, hemos invitado a Miguel, Juan, Raquel y Lorenzo, todos ellos enamorados de Parque Jurásico, a que escriban sobre esta película.
La que avisa no es traidora. Ya os adelanto que os entrarán ganas de verla de nuevo.
Los cinéfilos nos forjamos en
la infancia. No hay ningún secreto en ello. Al entrar a una sala de cine
siempre buscamos volver a vivir las sensaciones que de niños nos maravillaron.
Cada uno de nosotros guarda en su interior las películas que le marcaron. Unas
mejores, otras peores, algunas incluso las ocultamos por vergüenza. Pero todas
ellas son igual de importantes.
No dudaría ni un segundo en
afirmar que para mí, Jurassic Park es una de esas películas que me formaron.
Probablemente, la más importante de mi niñez.
Vibrante, espectacular,
impactante y profundamente realista (salvando la fantasía genética), no cabe
duda de que Parque Jurásico marcó un antes y un después en la historia de los
efectos visuales. La artesanía y la resistencia de Spielberg al uso del CGI nos
hizo creer en los dinosaurios hasta el punto de formar parte de un fenómeno
sociológico, la dinomanía. Ni los dinosaurios digitalizados del King Kong de
Peter Jackson doce años después consiguieron si quiera igualar el mismo nivel
de realismo.
Pero si hay una escena que se
lleva la palma y coloca merecidamente a Spielberg como maestro del suspense es
la inmortal secuencia de los raptores en la cocina. Una de esas escenas que se
sufren y se contemplan con el corazón en un puño y que, a día de hoy, todavía
es difícil de superar.
Jurassic Park es un triunfo del tan vilipendiado cine de entretenimiento. Aunque sin ningún género de duda La lista de Schindler es la mejor película del director, el nombre de Spielberg siempre me devolverá a la mente la imagen de un tiranosaurus rex.
La oportunidad de poder disfrutar ahora de Jurassic Park en una pantalla de cine es, para todos aquellos que nos tuvimos que conformar con el VHS, todo un regalo.
Por Raquel Hernández Luján
Colaboradora en Hobby Consolas y Blogger
La cinta de Spielberg y piedra angular de una saga que prosiguió con dos películas posteriores ha envejecido con elegancia gracias a la magnífica planificación del rodaje y a la sabia combinación de acción y emoción reforzada por la presencia "real" de los saurios gigantes gracias a la animatrónica.
Por Juan Roures
Pocas películas he visto más veces que Jurassic Park, que, no sólo es uno de los films más taquilleros de Steven Spielberg, sino también uno de los mejores. La primera vez yo tenía ocho años y poca experiencia cinematográfica más allá de los clásicos Disney. Convertido en fan de los dinosaurios por En busca del valle encantado (1988) y las visitas dominicales al museo arqueológico, me atreví con una película bastante más violenta de lo que acostumbraba. Quedé tan horrorizado como maravillado. Recuerdo los gallimimus huyendo del gigantesco tiranosaurio, el triceratops herido e indefenso pese a su enorme tamaño, la terrorífica inteligencia de los velociraptores y el poético canto nocturno de los brachiosaurios (quizás, mi escena favorita), todo ello nacido de unos efectos especiales que hicieron historia. Y, así, al ritmo de la magnífica banda sonora de John Williams, mi concepción de los dinosaurios cambió para siempre.
Aún retengo con nitidez mi
primera vez en el Parque Jurásico, cuando apenas contaba seis años. Las
primeras dentelladas del tiranosaurio no tardaron en cicatrizar en mi recuerdo:
ese aliento a prehistoria que batía el pelo a los languidecidos niños, ese
vehículo reducido a un amasijo de hierros embarrados, ese abogado engullido... Veinte
años después, esos temblores de impacto previos a cada ataque (las ondas en el
vaso de agua en el Jeep, la palpitante cucharada de gelatina que sostiene Lex ante el acecho de los velocirraptores) han calado en la memoria colectiva casi tanto
como el ostinato en los contrabajos que antecede a Tiburón.
Nostalgias aparte, la película sigue funcionando de forma ejemplar, sin haber
perdido sus imágenes vigencia pese a los casi diarios avances en la infografía,
mas al contrario. Aunque, puestos a destacar una secuencia, no nos olvidemos de
las criaturas más diminutas que habitaban el Parque y reivindiquemos al
dilofosaurio, ese pequeño dinosaurio de hábitos casi guerrilleros, ajusticiando
al glotón Dennis Nedry: un rotundo ejercicio de suspense que, quizás, tiende a
pasar inadvertido entre la majestuosidad de sus “hermanos mayores”.
Te invitamos a que tú también hagas memoria y nos escribas en los comentarios como fue tu primera vez con Parque Jurásico.
Te invitamos a que tú también hagas memoria y nos escribas en los comentarios como fue tu primera vez con Parque Jurásico.
Tenías razón, entre escribir mi aportación y leer las del resto, me han dado muchas ganas de volver a ver esta gran película!
ResponderEliminarA mí también, me voy a revisionar la trilogía un día de estos, aunque los dinosaurios pierden mucho si no se ven en pantalla grande.
EliminarFantástica iniciativa y un placer leeros a todos ^^
ResponderEliminar¡Viva el cine que hace los sueños realidad!
Gracias Raquel, sin vosotros no hubiera sido posible.
Eliminar"Pues en mi caso, y como no podía ser de otro modo, "mi primera vez" fue un desastre, es decir, odié la cinta, y en especial, odié a la pareja de niños ingleses. ¿Por qué? Quizá porque estaba en ese momento de la adolescencia en el que necesitamos matar a nuestros padres y nadie había tutelado tanto mi infancia como Spielberg.
ResponderEliminar"E.T." fue la primera película que vi en pantalla grande. La trilogía de "Indiana Jones" y "Tiburón" urdieron una cinefilia precoz, y ya tocaba cobrarse la deuda. Más tarde, tras "Ryan" me reconcilié con papá Steven (cómo para no) y redescubrí "Parque Jurásico" vía "El mundo perdido", que aunque no sea tan perfecta me resulta mucho más divertida, y con más mala leche, quizá, lo que siempre le ha faltado a la primera (salvo en la secuencia del abogado, claro)
Sin duda estamos ante uno de sus grandes títulos. Para mí, su mejor película de 1993 :)
Toda la razón en lo que comentas de "El Mundo Perdido", Marco: mucho más perversa y lanzada en su último tramo a la pura serie B, con ese tiranosaurio poniendo patas arriba San Diego. Además, el cinismo del incomparable Jeff Goldblum (un actor marciano, y no lo digo por "Las chicas de la Tierra son fáciles"), ahora como protagonista total, siempre ayuda.
EliminarSin duda uno de las grandes obras de Spielberg (¡coincido con lo de su mejor película de 1993!). Es todo un placer poder compartir algunas ideas sobre ella con vosotros, y además sirve como excusa perfecta para revisitarla. ¡Un placer leeros y participar en esta iniciativa!
Gracias Marco por el comentario. Si reponen algún día en 3D y los cines, El Mundo perdido, como quiere Lorenzo jaja, estás más que invitado a escribir sobre ella. En mi caso, no pude ver Parque Jurásico en los cines, tendría yo menos de 11 años, algo con lo que mis amigas de entonces me chincharon como solo podemos hacer a esa edad repelente. Me resarcí viéndola en cinta VHS una y otra vez, y cuando se estrenó El mundo perdido esa sí que no me la perdí. Pero no me gustó demasiado, en comparación con la primera, eso sí como decís era un espectáculo mucho más salvaje y gamberro.
EliminarLarga vida al rey Midas!!
"Parque jurásico" es desde un punto de vista narrativo, ejemplar, de escuela de cine. La manera en la que construye el "tema" del omnipresente velociraptor hasta su entrada en escena, ya casi al final, es para quitarse el sombrero.
ResponderEliminarMientras que "El mundo" es una locura sin pies ni cabeza desde un plano argumental, pasa de "Hatari!" a "King Kong" con una alegría pasmosa y un sentido del espectáculo INSUPERABLE(ni Jackson, ni Cameron ni leches).
La partitura de Williams le da una dimensión épica que recuerda al tema de la denostada "I.J. y el templo maldito" (que a mí me chifla), y la colaboración con Kaminski dota a las imágenes de una potencia física de la que carece el trabajo de nuestro adorado Dean Cundey, un operador que luche más en las noches de Halloween o en las gélidas estaciones meteorológicas de la Antártida...
Sólo el arranque, con esa dulce criatura atacada por esos encantadores bichitos es ya toda una declaración de principios de por donde irán los tiros.
y además, Brundle-mosca en su salsa.