Drácula; vuestro vampiro favorito en el cine

Coincidiendo con el estreno de la última película de Tim Burton, Sombras Tenebrosas (decepcionante para buena parte de la crítica y con una fría acogida de público) os preguntaba ¿Cuál es vuestro vampiro favorito del cine? Las opciones eran varias, incluyendo a un clásico inmortal como Drácula o al vampiro más crepuscular de todos, Edward Cullen.

"Escúchelos. Los hijos de la noche. Qué música hacen"

Esos ojos necesitan colirio, señor Conde

Como era de esperar, el inigualable conde de Transilvania se ha impuesto con el 52% de los votos. Ya sabéis que Drácula tiene mil caras y ha sido el argumento de un buen puñado de películas, pero el que primero lo interpretó fue el actor húngaro Bela Lugosi en 1931. 

No es que antes no hubiesen existido precedentes del cine de vampiros, ahí está esa obra maestra del cine mudo llamada: Nosferatu el vampiro (Murnau;1922), pero fue Bela Lugosi el que primero se nos presentó como el Conde Drácula. 

Tal y como dice el prestigioso crítico de cine Roger Ebert, todas las películas serias sobre  la obra de Bram Stoker provienen de la interpretación de Lugosi. Sin duda Lugosi -con ese cabello negro engominado y esa mirada única y perturbadora- creó una de las interpretaciones más influyentes en trabajos posteriores, como los de la Hammer Films.

Tras Drácula, la segunda opción más votada (26%) ha sido la del vampiro Lestad de Entrevista con el vampiro. En esta película clave en los 90, Tom Cruise interpretó de forma muy convincente a un vampiro seductor e inmortal, que inspira temor y atracción a partes iguales. Tras este, le sigue con un 10% de los votos, el protagonista de la saga Crepúsculo, colmillitos Edward Cullen (Robert Pattinson). Y en últimas posiciones, y empatados con el mismo porcentaje de votos (un 5%) figuran: la vampira Abby (Chloë Moretz) del remake norteamericano Déjame entrar, y Deacon Frost (Stephen Dorff), el sádico vampiro de Blade.

Solo me queda daros las gracias a todos aquellos que habéis participado en la encuesta, y ¡cuidado con los hijos de la noche!