Crítica The Artist

Si algún vidente hubiera dicho hace unos años que en plena era del 3D una película muda, francesa y en blanco y negro sería la sensación del momento, lo tacharíamos de loco. Sin embargo, esta multipremiada película (opta a 10 nominaciones en los próximos Oscars) ha logrado lo imposible: que el espectador sin prejuicios sienta la magia y pureza del cine, y que regrese a casa tal y como me fui yo, con una sonrisa en la cara e intentando bailar claqué. 

La trama narrativa se basa en el clásico ascenso-caída del protagonista. George Valentin (genial Jean Dujardin) es una gran estrella del cine mudo a quien la vida le sonríe. Valentin trabaja para los estudios Kinograph y como Valentino seduce, sonríe y se mete al público en el bolsillo con sus películas a lo 007. Todo cambia para él cuando a finales de los años 20 irrumpe el cine sonoro. Es entonces cuando el orgulloso protagonista le da la espalda al progreso, y ahí empieza su hundimiento. La historia de Valentin está unida a la de Peppy Miller (magnética Bérénice Bejo) una joven que alcanza por casualidad el estrellato, y que gracias a su encanto y a un lunar más pintado que el de Marilyn se convierte en la nueva musa del sonoro.

Peppy Miller, la estrella del momento

The Artist es un soplo de aire fresco sí, y un homenaje -nada peñazo- al cine y a las primeras estrellas de Hollywood. A una época en donde el star-system era sinónimo de Rodolfo Valentino, Douglas Fairbanks, Gloria Swanson o Mary Pickford, entre otros. Durante toda la película encontramos referencias y guiños a otros mitos y obras maestras. Las influencias más claras son: Cantando bajo la lluvia, Ha nacido una estrella o El Crepúsculo de los dioses (El protagonista a lo Norma Desmond sin adaptarse a los nuevos tiempos y rememorando tiempos pasados).

El galán olvidado: George Valentin

Una de sus grandes bazas, aparte del reparto que incluye a secundarios de lujo (John Goodman o el siempre eficaz James Cromwell) es la recreación de esa época. En la historia del cine es especialmente importante el paso del cine mudo al sonoro (películas talkies). Una época que se llevó a grandes estrellas por delante. Algunas simplemente cayeron porque al público no le gustaba su voz, otras como el gran cómico Buster Keaton se hundieron en el más injusto olvido.

En definitiva, el filme de Hazanavicius es cine dentro del cine, romance, drama y una comedia tan encantadora como el perrito protagonista, Uggie.

Lo mejor: Jean Dujardin, todo un descubrimiento que bien merecería el Oscar, la banda sonora de Ludovic Bource, algunas escenas son inolvidables (la del sueño de Valentin, la de Peppy y el perchero…). También el cameo de Malcom McDowell (protagonista de La Naranja Mecánica) la fotografía, y el fantástico final al más puro estilo Gingers Rogers y Fred Astaire.

Lo peor: Al menos yo eché en falta algo más de intensidad en ciertos momentos de la trama.

Mi nota al primer visionado: 8